Los análisis de laboratorio son esenciales para evaluar el riesgo de enfermedades cardiovasculares. Entre las pruebas más comunes se encuentran el perfil lipídico, que mide colesterol total, HDL (colesterol bueno), LDL (colesterol malo) y triglicéridos, y la proteína C reactiva, que detecta inflamación en el cuerpo. También se utilizan marcadores específicos como las troponinas para identificar daño cardíaco agudo.
Estos análisis son especialmente importantes para personas con factores de riesgo como hipertensión, diabetes o antecedentes familiares de enfermedades cardíacas. Por ejemplo, niveles elevados de LDL pueden sugerir un riesgo mayor de desarrollar arteriosclerosis, mientras que niveles bajos de HDL pueden asociarse con un riesgo incrementado de infarto.
Un caso práctico es el de un paciente con dolores en el pecho y antecedentes de colesterol alto. Un análisis de troponinas puede confirmar si está sufriendo un infarto, mientras que el perfil lipídico ayudaría a ajustar su tratamiento para reducir el riesgo de futuros episodios cardíacos.