Encontrar resultados fuera del rango normal puede ser preocupante, pero no siempre indica un problema grave. Los valores de referencia son guías generales, y factores como la edad, el sexo, el estado físico y ciertas condiciones médicas pueden influir en los resultados. Por ello, siempre es importante interpretar los análisis en el contexto clínico, bajo la supervisión de un médico.
El primer paso es evitar la autointerpretación de los resultados. Un valor alterado puede requerir confirmación con una nueva prueba o estudios complementarios. Por ejemplo, un nivel elevado de glucosa en sangre podría deberse a un ayuno incompleto o estrés previo al análisis. En este caso, el médico podría solicitar una prueba de hemoglobina glucosilada para evaluar los niveles de glucosa a largo plazo.
Un ejemplo típico es un paciente que presenta niveles altos de creatinina. Esto podría sugerir un problema renal, pero también puede ser el resultado de una alta ingesta de proteínas o deshidratación. El médico evaluará otros factores, como el nivel de urea y la tasa de filtración glomerular, antes de llegar a un diagnóstico definitivo.